“Los aguacates de sangre”: bajo yugo templario en Michoacán
2a parte:
La extorsión como medio de presión
La mayor parte del éxito del cártel se debe a su despiadada eficiencia. Mediante amenazas y sobornos, los Templarios han conseguido que el Comité Estatal de Sanidad Vegetal de Michoacán, la autoridad que regula los protocolos de calidad de los productos agrícolas, les proporcione información detallada de cada uno de los agricultores de aguacate en la zona. Todos ellos deben comunicar a las autoridades del estado las dimensiones de sus plantaciones y el volumen de su producción.
La extorsión suele realizarse por teléfono. Los narcos llaman a los agricultores y les comunican cuánto deben pagar: 10 centavos por cada kilo de aguacate que produzcan, 115 dólares por cada hectárea de tierra que posean. Quienes exportan la fruta deben pagar hasta 250 dólares por hectárea. Los Templarios recogen el dinero (entregado en una bolsa en un lugar acordado) una vez al año, normalmente en enero.
Las cuotas de extorsión no son negociables, nos cuenta un agricultor, cuyo nombre desea mantener anónimo por temor a las represalias. “No sirve de nada intentar convencerlos para que rebajen la cuota. Saben exactamente cuánto ganas y si les mientes, te matan a ti o algún familiar”.
Este agricultor perdió dos hijos el años pasado. Se negaron a ceder una plantación a los Templarios y fueron secuestrados en Guadalajara, la capital del vecino estado de Jalisco. “Me exigieron un millón y medio de dólares. Vendí todo lo que pude, mi casa, mi coche, todo”. Incluso después de pagar el rescate, sus hijos no fueron liberados, por lo que cree que fueron asesinados. Los Templarios suelen deshacerse rápidamente de sus rehenes.
Cualquier eslabón en la cadena de la producción del aguacate representa una mina de oro; desde los cuadrilleros (cuyas agencias de trabajo temporal están obligadas a pagar 3,50 dólares al día por trabajador) hasta aquellos que venden, trabajan y venden las plantaciones. El negocio de la extorsión es lucrativo: en algunos municipios, las operaciones se calculan hasta tres millones de dólares al año.
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